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sábado, 26 de enero de 2013

Cronología de la medicina y de la tecnología médica




4000 a. C.: primer nombre conocido de un médico, Ur-Lugal-edin-na, grabado en un sello con su emblema personal: dos cuchillos rodeados de plantas medicinales.

3600 a. C.: se publica en China el Pen tsao kang mou, atribuido a Chim-Nong, que contiene la descripción de diferentes plantas medicinales con sus propiedades terapéuticas.

3000 a. C.: primeras evidencias de trepanaciones, con supervivencia del paciente, en la cuenca del Danubio.

2800 a. C.: el emperador Shen-Nung compila en China un texto con más de cien plantas medicinales y con las técnicas de la acupuntura.

2637 a. C.: el emperador Ho-Hang-Ti en su tratado de medicina la eficacia del mercurio como medicación antisifilítica.

2600 a. C.: elaboración del manual de medicina chino Nei Jing.

2000 a. C.: Las leyes de Manu primer texto de la medicina India, contiene entre otros normas sobre la higiene o sanciones al abuso del alcohol.
 
1900 a. C.: en Babilonia, el Código de Hammurabi establece normas precisas para el ejercicio de la medicina, como los honorarios. Por primera vez se codifica la responsabilidad del médico. En Egipto los Papiros de Lahun se describen las enfermedades femeninas.

1650 a. C.: se redacta el papiro Edwin Smith.
1550 a. C.: se redacta el papiro Ebers.
700 a. C.: el gurú Charaka escribe en el Punjab de la India el texto médico Charaka Samhita.
650 a. C.: Assurbanipal recopila 800 tablillas médicas en la biblioteca de Nínive.
600 a. C.: en Benarés, Sushruta escribe el Sushruta Samhita.
500 a. C.: Alcmeón de Crotona da inicio a la medicina basada en la ciencia natural, diferente de la concepción mágico-teológica de la medicina primitiva.
420 a. C.: Hipócrates escribe los Tratados hipocráticos y crea el juramento hipocrático.
280 a. C.: Herofilus estudia el sistema nervioso y distingue entre nervios sensitivos y motores.
250 a. C.: Erasístrato estudia el cerebro y diferencia éste del cerebelo.
100 a. C.: Asclepíades de Bitinia importa a Roma la medicina griega y funda la Escuela metódica.
25 a. C.-50: Aulo Cornelio Celso escribe De Re Médica Libri Octo.
50-70: Pedanio Dioscórides Anazarbeo escribe De Materia Medica, un manual de farmacología que será usado durante casi 1600 años.
180: Galeno estudia la conexión entre parálisis y lesión en la médula espinal.
250: en Monte Albán (en Oaxaca, México), se funda una escuela de médica mágica.
325-403: en Bizancio, Oribasio de Pérgamo recopila todo el saber médico hasta ese momento en Las sinagogas médicas.
1010: Avicena escribe El libro de la curación y el Canon de Medicina.
1242: Ibn an-Nafis sugiere que los ventrículos derecho e izquierdo están separados, y describe la circulación menor de la sangre.
1249: Roger Bacon escribe sobre las lentes convexas para el tratamiento de la hipermetropía.
1403: en Venecia se realiza una cuarentena contra la peste negra.
1451: Nicolás de Cusa inventa lentes cóncavas para tratar la miopía.
1515-1540: Paracelso, médico y alquimista, desarrolla procesos de fabricación de medicamentos. Rebate el origen sobrenatural de las enfermedades.
1543: Andrés Vesalio publica De Humani Corporis Fabrica donde deshace errores médicos griegos y revoluciona la medicina.
1546: Girolamo Fracastoro propone que las enfermedades infecciosas están causadas por entidades transferibles.
1536: el navegante Jaques Cartier aprende de los aborígenes americanos la cura del escorbuto con el jugo de cítricos.
1553: Miguel Servet describe la circulación menor a través de los pulmones.
1559: Realdo Colombo completa en detalle el trabajo de Servet.
1603: Girolamo Fabrici descubre las válvulas de las venas, que sólo permiten a la sangre fluir hacia el corazón.
1628: William Harvey explica el sistema vena: arteria y la estructura del corazón en De Motu Cordis et Sanguinis.
1665: John Elsholz realiza la primera inyección intravenosa.
1701: Giacomo Pylarini realiza por primera vez en Constantinopla técnicas de "inoculación" de viruela para la prevención de cuadros más graves (anticipando el proceso de vacunación).
1747: James Lind descubre que los cítricos previenen el escorbuto.
1763: Claudius Aymand lleva a cabo la primera apendicectomía con éxito.
1790s: Samuel Hahnemann desarrolla su teoría homeopática y critica el empleo indiscriminado de la flebotomía para multitud de enfermedades.
1796: Edward Jenner desarrolla la primera vacuna eficaz contra la viruela.
1800: Humphry Davy publica las propiedades anestésicas del óxido nitroso.
1816: Rene Laennec inventa el estetoscopio.
1842: Crawford Long lleva a cabo la primera intervención quirúrgica con anestesia.
1847: Ignacio Felipe Semmelweis estudia y previene la transmisión de la sepsis puerperal.
1859: Charles Darwin publica en Londres El origen de las especies.
1865: Publicación del artículo de Gregor Mendel Experiments on Plant Hybridization.
1869 Friedrich Miescher descubre el ADN.
1870: Louis Pasteur y Robert Koch publican la teoría microbiana de las enfermedades infecciosas.
1881: Louis Pasteur desarrolla una vacuna contra el ántrax.
1882: Louis Pasteur desarrolla una vacuna contra la rabia.
1890: Walther Flemming, Eduard Strasburger, y Edouard Van Beneden describen la destribución cromosómica durante la división celular.
1890: Emil Adolf von Behring descubre las antitoxinas y las emplea en la fabricación de la vacuna del tétanos y la difteria.
1905: William Bateson acuña el término "genética" en una carta dirigida a Adam Sedgwick1.
1906: Frederick Gowland Hopkins describe las vitaminas y propone su carencia como causa del escorbuto y del raquitismo.
1907: Paul Ehrlich desarrolla un tratamiento quimioterápico para la enfermedad del sueño.
1908: Ley de Hardy-Weinberg.
1910: Thomas Hunt Morgan demuestra que los genes residen en los cromosomas.
1913: Alfred Sturtevant realiza el primer mapa genético de un cromosoma.
1918: Ronald Fisher publica The Correlation Between Relatives on the Supposition of Mendelian Inheritance. Comienza la Síntesis evolutiva moderna.
1921: Edward Mellanby descubre la vitamina D y que su ausencia causa raquitismo.
1923: primera vacuna para la Difteria.
1926: primera vacuna para la Tos ferina.
1927: primera vacuna contra la Tuberculosis.
1927: primera vacuna contra el Tétanos.
1928: Frederick Griffith descubre que el material hereditario de bacterias muertas puede ser incorporado en bacterias vivas.
1928: Alexander Fleming descubre la penicilina.
1932: Gerhard Domagk desrrollla una quimioterapia para streptococcus.
1933: Jean Brachet demuestra que el ADN se encuentra en los cromosomas y que el ARN está presente en el citoplasma de todas las células.
1935: primera vacuna contra la fiebre amarilla.
1938: el británico Edward Charles Dodds obtiene el primer estrógeno sintético, el estribestrol.
1939: la Comisión Estadounidense de la Gripe utiliza por primera vez la vacuna de virus A y B contra la gripe. Son inmunizadas 12.500 personas.
1941: Edward Lawrie Tatum y George Wells Beadle muestran que los genes codifican las proteínas.
1944: Oswald Theodore Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty aíslan ADN como material genético2.
1952: Jonas Salk desarrolla la primera vacuna contra la poliomielitis.
1953: James D. Watson y Francis Crick demuestran la estructura de doble hélice del ADN3.
1956: Joe Hin Tijo y Albert Levin establecen en 46 el número de cromosomas en humanos.
1962: primera vacuna oral contra la polio.
1964: Howard Temin muestra, utilizando virus de ARN, que la dirección de transcripción ADN-ARN puede revertirse.
1964: primera vacuna para el sarampión.
1967: primera vacuna para la parotiditis.
1970: se descubren las enzimas de transcripción, lo que permite a los científicos cortar y pegar fragmentos de ADN. 

1970: primera vacuna para la rubéola.
1980: la OMS declara oficialmente erradicada a la viruela, la primera enfermedad humana en ser completamente vencida.
1981: primera vacuna para la Hepatitis B.

 

sábado, 19 de enero de 2013

Comienzos de la medicina



Para hablar de los orígenes de la medicina, es preciso hacerlo antes de los rastros dejados por la enfermedad en los restos humanos más antiguos conocidos y, en la medida en que eso es posible, de las huellas que la actividad médica haya podido dejar en ellos.
Mark Armand Ruffer (1859-1917), médico y arqueólogo británico, definió la paleopatología como la ciencia de las enfermedades que pueden ser demostradas en restos humanos de gran antigüedad. 

Dentro de las patologías diagnosticadas en restos de seres humanos datados en el Neolítico se incluyen anomalías congénitas como la acondroplasia, enfermedades endocrinas (gigantismo, enanismo, acromegalia, gota), enfermedades degenerativas (artritis, espondilosis) e incluso algunos tumores (osteosarcomas), principalmente identificados sobre restos óseos.

Entre los vestigios arqueológicos de los primeros Homo sapiens es raro encontrar individuos por encima de los cincuenta años por lo que son escasas las evidencias de enfermedades degenerativas o relacionadas con la edad.

Abundan, en cambio, los hallazgos relacionados con enfermedades o procesos traumáticos, fruto de una vida al aire libre y en un entorno poco domesticado.

La excepción a esta norma la encontramos en la tuberculosis, considerada por varios autores como la enfermedad humana más antigua que se conoce.

Una de las hipótesis más aceptadas sobre el surgimiento del Mycobacterium (el germen causante de esta enfermedad) propone que el antepasado común denominado M. archaicum, bacteria libre, habría dado origen a los modernos Mycobacterium, incluido el M. tuberculosis.

La mutación se habría producido durante el Neolítico, en relación con la domesticación de bóvidos salvajes en África.

Las primeras evidencias de tuberculosis en humanos se han encontrado en restos óseos del Neolítico, en un cementerio próximo a Heidelberg, supuestamente pertenecientes a un adulto joven, y datados en torno a 5000 años antes de nuestra era.

También se han encontrado datos sugestivos de tuberculosis en momias egipcias datadas entre los años 3000 y 2400 a. C.


En cuanto a los primeros tratamientos médicos de los que se tiene constancia hay que hacer mención a la práctica de la trepanación (perforación de los huesos de la cabeza para acceder al encéfalo). Existen hallazgos arqueológicos de cráneos con signos evidentes de trepanación datados en torno al año 3000 a. C. en los que se postula la supervivencia del paciente tras la intervención.

Los más antiguos se han hallado en la cuenca del Danubio, pero existen hallazgos similares en excavaciones de Dinamarca, Polonia, Francia, Reino Unido, Suecia, España o Perú.

La etnología, por otra parte, extrapola los descubrimientos realizados en culturas y civilizaciones preindustriales que han conseguido sobrevivir hasta nuestros días para comprender o deducir los modelos culturales y conductuales de las primeras sociedades humanas.

En general, las sociedades nómadas, recolectoras y cazadoras, no poseen la figura especializada del sanador y cualquier miembro del grupo puede ejercer esta función, de manera principalmente empírica.

En cambio, las sociedades asentadas, que han abandonado patrones trashumantes y comienzan a aprovechar y modificar el entorno en su provecho, tienden a especializar a un miembro del grupo en funciones de brujo, chamán o sanador, con frecuencia revestido de algún poder o influencia divina.

Estos sanadores suelen ocupar una posición social privilegiada y en muchos casos se subespecializan para tratar diferentes enfermedades, como se evidenció entre los aztecas, entre los que podía encontrarse el médico chamán (ticitl) más versado en procedimientos mágicos, el teomiquetzan, experto sobre todo en heridas y traumatismos producidos en combate, o la tlamatlquiticitl, comadrona encargada del seguimiento de los embarazos.

Por otra parte, las sociedades primitivas suelen considerar al enfermo como un «impuro», especialmente ante procesos patológicos incomprensibles, acudiendo a la explicación divina, como causa de los mismos.

El enfermo lo es porque ha transgredido algún tabú que ha irritado a alguna deidad, sufriendo por ello el «castigo» correspondiente, en forma de enfermedad.

La evolución de la medicina en estas sociedades arcaicas encuentra su máxima expresión en las primeras civilizaciones humanas: Mesopotamia, Egipto, América precolombina, India y China. En ellas se expresaba esa doble vertiente, empírica y mágica, característica de la medicina primitiva.

El principal testimonio de la forma de vida de las civilizaciones mesopotámicas se encuentra en el código de Hammurabi, una recopilación de leyes y normas administrativas recogidas por el rey babilónico Hammurabi, tallado en un bloque de diorita de unos 2,50 m de altura por 1,90 m de base y colocado en el templo de Sippar. En él se determinan a lo largo de trece artículos, las responsabilidades en que incurren los médicos en el ejercicio de su profesión, así como los castigos dispuestos en caso de mala praxis.

Código de Hammurabi
 
Gracias a este texto y a un conjunto de unas 30.000 tablillas recopiladas por Asurbanipal (669-626 a. C.), procedentes de la biblioteca descubierta en Nínive por Henry Layarde en 1841 ha podido intuirse la concepción de la salud y la enfermedad en este período, así como las técnicas médicas empleadas por sus profesionales sanadores.

De todas esas tablillas unas 800 están específicamente dedicadas a la medicina, y entre ellas se cuenta la descripción de la primera receta conocida. Lo más llamativo es la intrincada organización social en torno a tabúes y obligaciones religiosas y morales, que determinaban el destino del individuo. Primaba una concepción sobrenatural de la enfermedad: esta era un castigo divino impuesto por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú.

De este modo, lo primero que debía hacer el médico era identificar cuál de los aproximadamente 6000 posibles demonios era el causante del problema.

Para ello empleaban técnicas adivinatorias basadas en el estudio del vuelo de las aves, de la posición de los astros o del hígado de algunos animales.8 A la enfermedad se la denominaba shêrtu. Pero esta palabra asiria significaba, también, pecado, impureza moral, ira divina y castigo.

Cualquier dios podía provocar la enfermedad mediante la intervención directa, el abandono del hombre a su suerte, o a través de encantamientos realizados por hechiceros.

Durante la curación todos estos dioses podían ser invocados y requeridos a través de oraciones y sacrificios para que retirasen su nociva influencia y permitiesen la curación del hombre enfermo. De entre todo el panteón de dioses Ninazu era conocido como «el señor de la medicina» por su especial relación con la salud.

El diagnóstico incluía, entonces, una serie de preguntas rituales para determinar el origen del mal:
 ¿Has enemistado al padre contra el hijo? ¿O al hijo contra el padre? ¿Has mentido? ¿Has engañado en el peso de la balanza?

Y los tratamientos no escapaban a este patrón cultural: exorcismos, plegarias y ofrendas son rituales de curación frecuentes que buscan congraciar al paciente con la divinidad o librarlo del demonio que le acecha.

No obstante, también es de destacar un importante arsenal herborístico recogido en varias tablillas: unas doscientas cincuenta plantas curativas se recogen en ellas, así como el uso de algunos minerales y de varias sustancias de origen animal.

El nombre genérico para el médico era asû, pero pueden encontrarse algunas variantes como el bârû, o adivinador encargado del interrogatorio ritual; el âshipu, especializado en exorcismos; o el gallubu, cirujano-barbero de casta inferior que anticipa la figura del barbero medieval europeo, y que encuentra homólogo en otras culturas (como el Tepatl azteca). Este sajador se encargaba de sencillas operaciones quirúrgicas (extracción de dientes, drenaje de abscesos, flebotomías...).

En el Museo del Louvre puede contemplarse un sello babilónico de alabastro de más de cuatro mil años de antigüedad con una leyenda en la que se menciona el primer nombre conocido de un médico: ¡Oh, Edinmungi, servidor del dios Girra, protector de las parturientas, Ur-Lugal-edin-na, el médico, es tu servidor!10 Este sello, empleado para firmar documentos y recetas, representa dos cuchillos rodeados de plantas medicinales.

La invasión persa del año 539 a. C. marcó el final del imperio babilónico, pero hay que retroceder de nuevo unos tres mil años para hacer mención a la otra gran civilización del Próximo Oriente antiguo poseedora de un lenguaje escrito y de una cultura médica notablemente avanzada: la egipcia.


 

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